Consideramos a todos los animales seres con derechos y dignos de ser respetados, sin embargo, en esta ocasión, queremos hacer especial referencia al PERRO GUÍA con el objetivo de concientizar sobre el rol que cumplen estos fieles compañeros y asistentes en la vida de las personas con disminución visual o ceguera.
La historia de los perros guía se remonta al año 1827 cuando el escritor austriaco Leopold Chimani publica un libro en el que se recoge la historia de Joseph Resinguer, una persona nacida en 1775 y ciego desde los 17 años de edad, que había logrado entrenar a sus perros para que le ayudaran en sus desplazamientos. Años después, Johann Wilkelm Kleim, pionero en la educación de las personas no videntes, publicó en la ciudad de Viena el primer manual sobre el adiestramiento de perros guía. Actualmente existen en muchos países del mundo escuelas de perros guía, en las cuales son adecuadamente entrenados con la finalidad de lograr una actitud dócil, cariñosa y sociable; y de desarrollar en ellos la capacidad de avisar a las personas que asisten de la presencia de cruces y escalones además de localizar pasos peatonales, paradas de autobús y entradas y salidas de todo tipo de establecimientos.
Finalmente cabe resaltar la importancia de que el perro guía, como animal vivo que es, puede desconcentrarse en la realización de su trabajo a causa de olores, ruidos u otros estímulos. Es sumamente necesario no distraer al animal ni llamar su atención cuando realiza su labor. Cuando el perro guía lleva puesto el arnés significa que está trabajando y todos alrededor deben actuar de manera correcta para que este leal acompañante pueda salvaguardar la vida de su dueño sin inconvenientes.